Según las enseñanzas esotéricas más antiguas, los elementales son seres del mundo espiritual, conectados directamente con los cuatro elementos (de allí su nombre) que rigen al planeta tierra: agua, tierra, aire y fuego.
Se los representa como figuras humanizadas, vestidas de manera extraña y rodeados de mucho misterio. Esta es sólo su apariencia, para que pueda identificárselos. Datan de mucho tiempo, que son anteriores a la aparición del hombre en el planeta.
Cuando el planeta era sólo una más incandescente y sin vida, los elementales estaban presentes planeando la construcción y la vida futura, ayudando a los Espíritus Superiores, Arquitectos Cósmicos, quienes eran los encargados de coparticipar en la obra del creador.
Las salamandras –elementales del fuego- cuidaban la masa de gases radioactivos presentes en el planeta y de la materia incandescente que debía ir sedimentándose y enfriándose de a poco, para que el planeta en formación pudiera ser habitable.
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Los silfos, elementales del aire, cuidaban de la evolución de esos gases tóxicos, para lograr el equilibrio químico y la evolución de los violentos vientos y tormentas nucleares que azotaban al planeta en formación, allá en los comienzos de la historia cósmica.
Los Espíritus Superiores o Arquitectos Cósmicos ya tenían planeado todo tipo de vida que surgiría en la tierra, siguiendo las orientaciones del Creador. Estaba todo programado en la Mente Divina. Sólo hacía falta que se estableciera el orden, para que esos Espíritus de la naturaleza o elementales pudieran, finalmente, empezar el proceso de evolución y vida sobre el planeta tierra, como colaboradores inmediatos de los arquitectos celestiales.
Cuando los gases se hicieron líquidos y cayeron sobre el planeta en forma de gotas de agua, lluvias y tormentas violentas que inundaron casi toda su superficie, aparecieron los elementales del agua: Sirenas, Ninfas y Nereidas, por las explosiones nucleares, quitándoles las materias densas y pesadas que aún había en suspensión.
En el Universo existen, entre otros Jefes Espirituales, espíritus guardianes, orientadores, protectores, y organizadores de toda la creación. Los elementales, sus colaboradores, fueron, por lo tanto, anteriores a la aparición del hombre sobre la tierra y los encargados de armonizar las condiciones básicas para la aparición de la vida en sus varios reinos.
Cuando el planeta comenzó a enfriarse y a estabilizarse, ya estaban presentes los elementales de la tierra: Gnomos, Duendes y Hadas, a fin de armar los elementos de su nivel, o sea, los primeros esbozos de arbustos y piedras. Estaban dando origen a todo lo que germinaría después, con el trabajo de millones de años.
Es curioso observar que desde la antigüedad más remota, los elementales fueron representados de manera casi idéntica por los pueblos más diferentes, por ejemplo, los sumerios, los caldeos, los egipcios, los chinos, los pueblos indígenas de África, Polinesia y América.
Los dibujos que se encontraron los muestran de manera casi idéntica, no importa cuan lejos estuvieran esos pueblos unos de otros. Esto nos lleva a pensar que los elementales siempre se comunicaron con los seres humanos, manteniendo un patrón energético que permitiera verlos e identificarlos. Estaban presentes en casi todos los ritos sagrados, especialmente en aquellos en que se pedía la protección celestial para las cosechas y las siembras.
Se los representa como a dioses mitológicos y eran objeto de privilegios, por parte de los sacerdotes y del mismo pueblo. No sólo se los invocaba para que protegiesen las siembras sino también para que aquietasen las aguas, apagasen incendios y contuvieran tempestades. O sea, protección de los cuatro elementos.
Aparecen sus figuras, casi idénticas, tanto en la Europa central del siglo XV como en la India milenaria y mágica, 2000 años antes de Cristo.
Los elementales eran amados y temidos al mismo tiempo, ya que tanto beneficiaban como perjudicaban. Fueron siempre considerados seres duales. Ellos tienen un tipo de vibración muy rápida y eléctrica, que les permite trasladarse de un lugar a otro a la velocidad de la luz.
Se los considera espíritus juguetones, animados, traviesos, sin mucha responsabilidad y arduos trabajadores de la naturaleza. No tienen un concepto muy claro del bien y del mal y por eso pueden ser manipulados para los trabajos de magia negra. Tal vez, su nivel de conciencia se parezca a la de un niño que aún no sabe distinguir entre acertado y errado.
El hecho de no tener un nivel de madurez espiritual suficientemente desarrollado para diferenciar el bien y el mal, los hace semejantes a criaturas traviesas, inconscientes e inocentes, como la propia imagen física con la cual se presentan ante los hombres.
Si por su falta de conciencia madura, alguna vez fueron usados para practicar el mal, pagaron muy cara esta acción porque retrocedieron en su camino espiritual de evolución.
Habla el Maestro El Morya sobre el control de los 4 Elementos
El conocimiento y control de los Cuatro Elementos y sus habitantes es parte del entrenamiento del chela[1]. El estudiante de la Verdad debería conocer los buenos usos que se le pueden dar a estos elementos y sus habitantes (v.g. elementales), así como también la distorsión de sus expresiones mediante la calificación incorrecta por parte de la humanidad.
El Elemento Fuego es el más importante de los cuatro, ya que es una expresión del Fuego Sagrado, del cual proceden tanto la Llama Violeta como todas las otras Llamas. Una de las actividades constructivas del Fuego Sagrado en el plano físico es la purificación de los residuos y de los cuerpos humanos mediante la incineración, lo cuál permite a los elementos regresar al Sol para ser repolarizados. La actividad destructiva de este elemento salta a la vista en los incendios de edificios y bosques, así como también en las tormentas eléctricas y en el uso de las armas de fuego, bombas, etc.
El Elemento Aire también es muy importante para el mantenimiento de la vida en el plano físico, ya que sin aire la gente no puede vivir. Mediante el control consciente del aliento, no sólo puede armonizarse a los propios cuerpos, haciéndolos mejores Templos del Dios Viviente "YO SOY", sino que también puede purificarse el propio entorno. La actividad beneficiosa de este elemento se nota en las cálidas y refrescantes brisas doquiera que se requiera de éstas. Igualmente, constituye el medio de impulsar botes y veleros en los océanos y ríos, así como a los aviones. Su actividad destructiva puede verse en los ciclones y tormentas.
El Elemento Agua está relacionado al cuerpo emocional, y la purificación del agua resulta en la purificación de este cuerpo. En el plano físico, el elemento agua es un gran agente limpiador, y también es uno de los factores claves en el equilibrio de las condiciones atmosféricas y producción de cosechas. Su actividad destructiva puede observarse en las inundaciones, sequías y naufragios en el mar en los que perecen hombres y animales. El Maestro Jesús demostró que se podía controlar este elemento (así como todos los demás), cuando aquietó las aguas turbulentas en el mar de Galilea.
El Elemento Tierra es vital para la producción de alimentos, de manera que la humanidad pueda construir cuerpos perfectos que serán los puestos de avanzada sobre la tierra para las Actividades Cósmicas y Espirituales. Vemos su acción beneficiosa en los bellos paisajes, en los pájaros, las flores; en los bellos minerales, y, por supuesto, en la producción de cosechas. Su acción destructivo puede verse en los derrumbes, volcanes y terremotos.
La purificación diaria de los Elementos y el cultivo de la amistad con los Elementales es un pre-requisito del chela. De allí la importancia de la selección sabia de las Palabras de los Maestros Ascendidos y Seres Cósmicos.
Thomas Printz (Maestro Ascendido El Morya)
[1] Chela: Es aquella persona que se ha entregado como discípulo para aprender, prácticamente, "los misterios ocultos de la Naturaleza y los poderes psíquicos latentes en el ser humano.
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